martes, 18 de octubre de 2011

Capitán Juan Carlos Leonetti ¡PRESENTE!



Jorge Fernández Zicavo

Después de la aplastante derrota sufrida en su ataque al Batallón de Arsenales 601º de Monte Chingolo el 23 de diciembre de 1975, y de la definitiva aniquilación de su guerrilla rural en Tucumán en febrero de 1976, el trotskista Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) fue devastado por una sistemática captura de 'cuadros', que el 28 de marzo de ese año estuvo a punto de incluir a su Estado Mayor y al Comité Central de su Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), reunidos en una quinta de la ciudad de Moreno, Provincia de Buenos Aires.

Allí, el comandante Mario Roberto Santucho, el capitán Benito Urteaga, el jefe de Inteligencia, Arnold Kremer alias 'Luis Mattini' y otros jefes del PRT y del ERP, consiguieron huir gracias a una escuadra de seguridad que contuvo el ataque policial y de un grupo de tareas del Servicio de Información del Ejército al mando del Capitán Leonetti, a quien se le había encomendado la misión de localizar y capturar a Santucho.


En julio de 1976, habían caído sus más importantes imprentas y 'cárceles del pueblo': en el Nº 170 de la calle Ecuador, en San Andrés, Prov. de Buenos Aires, donde tenían cautivo al Vicecomodoro Roberto Moisés Echegoyen, ejecutado por los terroristas al verse rodeados; y en la calle Achaval Rodríguez Nº 1035 del barrio Observatorio, de la ciudad de Córdoba.

A continuación, se reproduce el relato oficial sobre las circunstancias en que se produjo la localización del refugio de Santucho y la muerte del Capitán Juan Carlos Leonetti. Una versión que en sus líneas generales ha sido ratificada por el citado Kremer.

En la mañana del 19 de julio de 1976, el italo-argentino Domingo Menna, miembro del Comité Central del PRT, fue capturado en la estación Lisandro de La Torre del Ferrocarril General Bartolomé Mitre (se ignora por qué o cómo fue identificado: ¿azar, cita 'envenenada' delatada por un prisionero?) encontrándose en sus bolsillos una factura de Farmacia por la compra de un nebulizador, en la que constaba su domicilio: calle Venezuela Nº 3145, 4º-B, de Villa Martelli, Provincia de Buenos Aires. Un fallo inconcebible en un clandestino curtido como Menna, y referido a la guarida del hombre más buscado por las fuerzas del Estado. En su resumen de los días 18 y 19 de julio, Kremer no menciona la captura de Menna aquella mañana, ni la existencia de la factura.

Sigue el relato oficial: conocedor el SIE de que el capitán y segundo comandante del ERP Benito Urteaga tenía un hijo asmático, tras una discreta inspección exterior del edificio, se decidió que el Grupo de Tareas mandado por el Capitán Leonetti procediera a asaltar la vivienda, ante la posibilidad de que pudiera encontrarse allí.

Previamente, y como maniobra de distracción para no alertar a los ocupantes, se montó uno de los entonces rutinarios controles de automóviles en las inmediaciones (Ruta Panamericana y Avda. General Paz), integrado por fuerzas conjuntas de la Policía Federal, de la Provincia de Buenos Aires y del Ejército.

Al irrumpir el Grupo de Tareas en la vivienda, se produjo un tiroteo en el que murieron Urteaga, Santucho y el Capitán Leonetti.

La compañera de Santucho, Liliana Delfino, y la de Menna, Ana María Lanzilloto, que también dispararon sus pistolas, fueron trasladadas al hospital de la Guarnición de Campo de Mayo para ser curadas de sus heridas, interrogadas y más tarde, ejecutadas. Ambas pertenecían al Comité Central del PRT. El hijo de Urteaga (3 años) que vivía allí con su padre, resultó ileso y fue entregado a sus familiares. Los cadáveres de Santucho y Urteaga también fueron llevados a Campo de Mayo.

Puede afirmarse, sin duda alguna, que aquel 19 de julio el PRT y su ERP, la más 'militar' de todas las organizaciones terroristas (copó seis unidades y a punto estuvo de sumar otra, en Catamarca), fueron definitivamente aniquilados. En gran parte, gracias a la copiosa documentación que Santucho guardaba en una valija.

A partir de entonces, hubo alguna que otra acción esporádica de 'propaganda armada' destinada a provocar una quimérica 'insurrección de la clase obrera contra la dictadura militar'; y a finales de 1976 ya ni siquiera eso.

Según Kremer-'Mattini', estaba previsto que al mediodía de ese lunes 19, Santucho se reuniera con el comandante de Montoneros, Mario Eduardo Firmenich, para formalizar la futura coordinación de las dos organizaciones armadas en una OLA (Organización para la Liberación de Argentina), pero que dicha reunión fue cancelada a último momento porque el oficial de enlace montonero no acudió a la cita previa al encuentro. Asimismo, informó que a las cinco de la tarde Santucho y su mujer iniciarían una complicada fuga hacia Cuba. Tenían los pasajes, pasaportes y Santucho se había hecho algunos retoques en su cabello.


Entrevista a 'Mattini':

'Mi último día con Santucho'
http://www.argenpress.info/2009/07/mi-ultimo-dia-con-santucho.html

Cerramos este artículo con el Editorial del diario Buenos Aires Herald del 20 de julio de 1976. Notable síntesis de aquellos trágicos años, y digno epitafio para despedir al Capitán Leonetti.

"Va contra la naturaleza humana el alegrarse ante la muerte de otra criatura humana, pero la gente más decente y la de mejor corazón en la Argentina y en cualquier otra parte del mundo, no podrá evitar un sentimiento de profundo alivio ante la noticia de la muerte, el lunes por la tarde, de Roberto Mario (sic) Santucho.

Este aborrecible individuo, y sus igualmente desagradables compinches, muertos también el día lunes -la lista completa no ha sido aún entregada por las autoridades a tiempo para su publicación- han causado durante los últimos años incalculable angustia y sufrimiento en la Argentina. Para muchas personas el sentimiento de alivio ante su muerte se verá también conformado por una satisfacción enteramente humana, en cierta medida como un sentimiento de venganza por los miles que han muerto merced a la delirante locura de Santucho y sus secuaces.

Afortunadamente Santucho ha seguido el camino de otros líderes igualmente asesinos, como Ernesto Guevara, con quien Santucho fue comparado en cuanto a importancia.

Pero hay en esto una moraleja, que consiste en que cuando las fuerzas armadas dejaron de verse deliberadamente entorpecidas por la esfera gubernamental, como ocurrió durante el nefasto período peronista, comenzaron a tener un éxito tras otro en su lucha contra el terrorismo. La declinación comenzó aparentemente cuando Santucho grandilocuentemente decidió escoger la selva tucumana como base de operaciones, olvidando que el mismo Guevara fue vencido por el gobierno boliviano: entonces ¿qué posibilidades tenía un líder de menor envergadura contra un ejército aún mayor?.

Lamentablemente, esto no pone punto final a la organización siniestra encabezada por Santucho. Pero su eficiencia ha sido pulverizada por una serie de efectivos golpes militares: más de 100 adeptos muertos en diciembre, cientos más muertos a partir de entonces, la mayor imprenta de la organización descubierta la semana pasada, y ahora Santucho y probablemente muchos otros líderes máximos, también muertos.

Todos los Santuchos del mundo no pueden compensar la vida de los civiles, soldados y otros miembros de seguridad que han muerto -en muchos casos simplemente asesinados, sin estar remotamente comprometidos paramilitarmente-. Hasta cuando Santucho fue hacia su muy demorada muerte, otro soldado cayó con él: el Capitán Juan Carlos Leonetti, quien, según se reveló, era uno de aquellos a cuyo cargo estaba seguir a Santucho y capturarlo o matarlo. Leonetti es otro de quienes -pese a la culposa indiferencia de mucha gente en la Argentina- ha muerto por preservar el modo de vida que ha sido acordado por todas las personas responsables en este país

Con Santucho muerto, la lucha debe proseguir hasta que se liquide todo vestigio del cáncer. El resultado no estuvo jamás en duda, pero con cada nueva victoria militar se aproxima más el día en que el terrorismo se desvanecerá en la memoria de la Argentina".

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Juan Carlos Leonetti nació en Mercedes, Buenos Aires, el 28 agosto 1944.

Ingresó en el Colegio Militar de la Nación el 08.03.1961 y egresó el 22.12.1964 con el grado de Subteniente del arma de Ingenieros. Fue destinado a la Escuela de Ingenieros y posteriormente al 2º Escuadrón de Ingenieros, y al Batallón 601º de Inteligencia (SIE). En junio de 1968 ascendió a Teniente, en 1971 a Teniente 1º y en 1975 a capitán.

Estaba casado con María del Carmen Viola, con la que tuvo tres hijos.

En homenaje al Mayor 'post mortem' Juan Carlos Leonetti, se ha puesto su nombre a varias instituciones. Algunos ejemplos:

Escuela N° 496 del Municipio de Fernández, Santiago del Estero.

Escuela Intercultural Nº 604 de Bernardo de Irigoyen, Misiones.

Escuela Nº 180 de María Grande, Paraná, Entre Ríos.

Centro de Información Bibliográfica del Ejército Argentino.

Central de Reunión de Inteligencia Militar del Ejército Argentino.
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Cadáver de Santucho



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7 comentarios:

  1. Estimado Jorge:
    Nada más oportuno para esta nota, que las palabras de Enrique Treglia (militar retirado), que guardo en mi archivo, y estas son:
    “El guerrillero Mario R.Santucho, comandaba las operaciones terroristas en nuestro territorio (rural y luego de vencidos en Tucumán, los llevó a las zonas urbanas). … se dice que fue asesinado y nada más falaz. Muere en un enfrentamiento contra efectivos del Ejército Argentino, en donde cae por la acción valiente y decidida del Capitán Juan Carlos Leonetti, quien también muere en el mismo, abatido por el segundo de Santucho, Benito Urteaga y luego éste por un suboficial al mando de Leonetti. Jamás se debería permitir tamaña mentira, con que se desea desvirtuar la historia por la muerte de estos asesinos.
    Los pasquines que tergiversan la historia “nada dicen de nuestro valeroso Capitán Leonetti, que con una acción digna de los héroes encumbrados, liberó a la nación de esta amenaza. Leonetti, jamás aceptaria considerarse asesinado, como hacen ahora los despreciables,. Murió en combate, como lo que era: un soldado. Heredero del Ejército de San Martín. Los otros, simples asesinos de un ejército extranjero e intereses ajenos al sentir argentino”.
    “Que los argentinos no equivoquemos quienes fueron los heroes, cuyas familias no recibieron un solo peso y lloran sus muertos en silencio, convencidos que lo hicieron por defender la Patria ¡Gloria al Capitán Leonetti !”
    Rosalía

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  2. Capi­tan des­canse en paz.-

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  3. Julio Martín Méndez Peralta Ramos22 de octubre de 2011, 14:47

    Capi­tán Leo­netti: Héroe para siempre

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  4. Integré el 2º equipo de combate ( apoyo ) al operativo Villa Martelli. Soy un Oficial (R) del arma de Ingenieros , subordinado al Capitán Leonetti, y destinado en ese momento en el Batallón de Inteligencia 601 (J II- 1er CE), y desmiento categórica y rotundamente la fantasía de un miserable que ni se identifica (IBAÑEZ) Santucho murió a la respuesta de un Sargento Primero, cuando Liliana Delfino disparó sobre el Capitán Leonetti, quien murió en la acción de combate. Hubo una pequeña equivocación al subir a los pisos , ya que creíamos que era el 3º, cuando en realidad tenían 3º y 4º. y se encontraban en el 4º.Esos ruidos los alertaron y les permitieron armarse y esperar a Leonetti y el primer equipo.Al oir los disparos ya estábamos corriendo escaleras arriba .El Capitán fue bajado ya muerto, y Santucho igualmente. Honor a un Héroe de una Guerra Olvidada y pretendidamente silenciada, que continúa por otros medios ( Clausewitz) pero con prisioneros y muertos solo del Ejército Nacional, mientras los terroristas , desde el poder entregado a sus manos por un pueblo CIPAYO y COBARDE, se vengan en nuestros Valientes. HONOR Y GLORIA A QUIENES DERROTARON CON LAS ARMAS DE LA NACION A LA MISERABLE GUERRILLA ASESINA!!

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  5. Julio Montero - Termidorianos5 de noviembre de 2011, 23:27

    Capitan 601: gracias por su testimonio. Mi "olfato", años estudiando aquella guerra hoy negada por los altos mandos del Ejército, y la coincidencia con otros relatos y fuentes, me hace tenerlo muy en cuenta. Efectivamente, (lo mismo dijo Mattini), en el 4º piso (de Menna y su mujer) se refugiaban aquellos días Urteaga, Santucho y la Delfino. En el 3º vivía Eduardo Merbilhá, otro cuadro importante del ERP. Sorprendente vulneración de elementales medidas de seguridad, por cierto.

    Reciba un cordial saludo.

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  6. Fui alumno del Capitán Leonetti, en el colegio Don Bosco de Neuquen...Dictaba la materia Física y fue el mejor profesor que he tenido en el colegio secundario, por ser sumamente didáctico, comprensivo, amable, cálido e hizo que todos sus alumnos aprendieran dicha materia con naturalidad y sin complicaciones técnicas, en cuanto a su comprensión...Por ello, su éxito como profesor...Nos hablaba como un hermano mayor y jamas nos hablo de política, del ejercito, ni de la guerrilla...Supo mantener con mucha inteligencia y respeto hacia sus alumnos, la elección de ser libre pensadores, sin pretender ejercer ninguna influencia ideológica...Es mas, la mayoría de sus alumnos no sabíamos que era oficial del Ejercito...Yo me enteré años mas tarde, cuando se publicó el aniversario de su muerte, en un medio gráfico...Solo nos enseñaba física y tenía un excelente sentido del humor...Cuando llegaba e ingresaba al aula, nos hacía reír cuando nos decía, saquen la Canopla (Cartuchera donde guardábamos los marcadores, lápices, lapiceras goma de borrar, etc. el era él único que yo conocía que utilizaba dicho nombre y sabía que nos causaba mucha gracia!!!. No lo puedo juzgar como militar porque no lo conocí en ese rol, pero estoy seguro que el obró con la nobleza que lo caracterizaba. Por ello, mi manera de recordarlo es está, destacando sus valores como el gran docente que yo conocí y recuerdo con cariño y respeto...Saludos profesor y espero que la historia la reivindique, como el hombre de bien que fue y sera por siempre en nuestro recuerdo!!!

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  7. Hice el servicio militar en el año 1971 en el entonces Batallon de Ingenieros 181 de NEUQUEN y alli tuve la suerte de tener como instructor al que era en ese momento teniente primero JUAN CARLOS LEONETTI,el petizo LEONETTI como lo apodabamos los soldados,un militar al que admirabamos por su capacidad e inteligencia,pero por sobre todo apreciabamos a ese hombre un tanto pequeño que siempre se dirigia hacia nosotros con la humildad de los grandes y del cual guardo el mejor de los recuerdos.

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